“Gracias Alberto, el dinero está ´robado´”
La imagen que acompaña estas líneas exime de abundar en palabras después de escuchar y leer los informes que dan cuenta de un implacable e impúdico desfalco “a la luz del sol y a los ojos de Dios”.
Lástima muchachos/as (con su permiso me tomo el atrevimiento de utilizar el lenguaje del que también se apropiaron) que le hicieron tanto daño a la provincia. Si no fuera así, les hubiéramos aplaudido la cachafaz manifestación que representó el “Gracias Alberto. Bienvenido Poggi” y la saga para defender lo indefendible.
Una parte de la ciudadanía se había formado la idea y la convicción de que estábamos en presencia de un grupo que desde la impunidad delinquía en las áreas del Estado y se apoderaba de bienes.
Pero también imperaba la sensación que nos habíamos acostumbrado a convivir y habíamos naturalizado las prácticas de uso indebido y/o ilícito de las funciones en provecho de los propios hombres y mujeres públicas.
En el segundo ciclo albertista se apoderaron del Gobierno y se adueñaron del Estado. Vaciamiento de las arcas, contrataciones con empresas amigas y propias, testaferros, sobreprecios, facturación trucha…
Hay otras variantes de los vicios, pero estas son suficientes para ilustrar que tomaron todo para ellos.
Un sistema que imperó enarbolando el miedo para imponerse.
Hay pichones de magnates entre nosotros.
“La plata que nos falta se la llevó la corrupción”, lo dijo en una lacónica conclusión el gobernador Poggi. Fueron suficientes 10 días de exploración en las capas de la podredumbre.
La Justicia tendrá que poner las cosas en su lugar. Los magistrados están ante la oportunidad de pararse a la altura que demanda la hora frente a la demoledora evidencia del pus que brota.
En un elocuente artículo el periodista Daniel Poder (Depolitica.com.ar 23/12) nos cuenta que más temprano que tarde el rey está desnudo. “Alberto: ¿Qué pasa muchachos, están cagados…?”. Así el ex gobernador quiso arriar la tropa, que ya no es tal, para intimar a Poggi a pagar los sueldos con el relato de que “el dinero está”. En lo que fue ese rebaño hay dirigencia (legisladores) que no está dispuesta a pagar los platos rotos o dicho en buen romance: “No todos participamos de la fiesta, nosotros no nos llevamos la plata que falta”.
Lo que estamos viendo sobre el tablado no debe confundirse con la confrontación de proyectos políticos. No es una disputa ideológica sobre el ajuste. Es una cuestión de conducta. Convendría diferenciar.